Download the article: Los cuentos de hadas en nuestras aulas Waldorf
por Cindy Faught Sudan
Traducción al español dentro del proyecto PerMondo para la traducción gratuita de páginas web y documentos para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Agit.
Un cuento de hadas se parece muchas veces a un viejo amigo: está siempre presente, es confiable y leal, da buenos consejos, nos invita a reflexionar, estimula, divierte y entretiene. Además, nos permite vislumbrar una vida que está fuera de nuestro mundo y nos provoca una gran variedad de emociones. Los cuentos de hadas muestran emociones como el amor, el enojo, la sorpresa, la tristeza, la confusión y la alegría, y, al mismo tiempo, muestran la aceptación, la tolerancia y la apertura mental.
Rebosan de fantasmagorías que pueden estimular la imaginación, la inspiración y la intuición. Sin embargo, ¿son estas las razones por las que narramos cuentos de hadas en nuestras aulas de primera infancia?
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Download the article from : Los septenios como herramienta heurística o por qué funciona la pedagogía Waldorf
por Michael Zech
mayo 2019, Artículo revisado de la Journal of the Pedagogical Section Nº. 42
Este ensayo aborda el concepto de Steiner del desarrollo por septenios y su diferenciación. El autor, Michael Zech, es de la opinión que con estos datos Steiner construyó un instrumento heurístico para describir o diagnosticar el desarrollo individual y no con una descripción real o meramente el desarrollo correcto de la persona y de los procesos de maduración. Concluye que «Como docentes solo podemos alcanzar el equilibrio entre el enfoque colectivo e individualizado si relacionamos el concepto ideal con situaciones individuales reales. Es eso, y no la propuesta de un desarrollo por septenios que no existen en la vida real, lo que conforma el fundamento de la autonomía, la competencia y la responsabilidad en la docencia».
Steiner habló por primera vez del concepto de desarrollo humano por septenios en un opúsculo publicado en 1907 titulado La educación del niño a la luz de la ciencia espiritual(1). El concepto emana de la visión teosófico-antroposófica según la cual nos encarnamos gradualmente en distintos elementos del ser y se basa en la idea ancestral del desarrollo humano por septenios (2). En esa publicación Steiner esbozó el desarrollo idea siguiente: al nacer nos emancipamos del cuerpo materno; a los siete años liberamos el pensamiento imaginativo de las fuerzas vitales centradas en el cuerpo o fuerzas formativas (nacimiento del cuerpo etéreo); a los catorce años, con la pubertad, cuando ya ha culminado la encarnación del cuerpo etéreo y la vida espiritual ya se a integrado en el organismo físico, nuestro organismo espiritual conecta con el pensamiento y puede formar los cimientos del juicio independiente (el nacimiento del cuerpo espiritual o astral) y la madurez del yo; finalmente, a los veintiún años, alcanzamos el conocimiento consciente de nuestros procesos y acciones mentales y físicos (nacimiento del Yo). La imagen de Steiner de un nacimiento cuádruple no solamente describe el desarrollo ideal de nuestros cimientos individuales a nivel de cuerpo, vida, alma y mente, también es la descripción de una emancipación progresiva de esos cuatro niveles los unos de los otros que conforman los cimientos de la autoconsciencia y el autocontrol.
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